Y SI NO LO COMPRO, ¿QUÉ PASA?
En el marketing, los términos necesidad y deseo se usan indistintamente, ambos conceptos son la parte esencial para detonar el intercambio comercial.
El correcto manejo de las finanzas personales exige que utilicemos nuestros siempre limitados recursos para satisfacer las necesidades más básicas como alimentación, salud, vestido y vivienda, luego ahorrar y por último, si se puede, darnos nuestros gustos. ¡Parece tan sencillo!
Fácil decirlo y entenderlo, pero, ¿qué tal lo practicamos? La línea divisoria entre las necesidades y deseos suele ser muy confusa y cada uno de nosotros la establece a su conveniencia bajo las más ingeniosas justificaciones.
Por supuesto que no es malo darse gustos y gozar de los frutos del trabajo, lo que pasa es que muchas veces compramos cosas cuya satisfacción o beneficio no compensa la posterior preocupación por pagar algún crédito o no tener dinero para imprevistos. ¿Cuántas veces te has quedado sin dinero antes de la quincena? ¿Te ha ocurrido que no tienes ni para hacer el pago mínimo de tu tarjeta de crédito? Ah pero qué bien suena la bocina de $10,000.00 que compraste a 12 meses sin intereses!
Hay una manera muy inteligente de poner freno a nuestros impulsos de compra. Hazte la pregunta ¿Qué pasa si no compro este bien o servicio? Si tu respuesta es que la vida seguiría igual y que no tendrías consecuencias negativas en tu salud, familia, trabajo o escuela si no lo compras, entonces no hagas la compra, a menos que hayas cubierto tus necesidades básicas, que tengas un fondo de ahorro para imprevistos y que el pago de ese bien o servicio no se convierta en un dolor de cabeza para tus finanzas personales.
Aquí un ejemplo: salió al mercado el nuevo celular de tu marca favorita, lo deseas, es más, dirás que lo necesitas porque el que tienes ya está muy viejo -tienes medio año con el-, ¿qué pasa si no lo compras? Nada, no va a pasar nada, salvo que tu teléfono de plano sea inservible para lo que lo quieres usar. Comprarlo o no, será tu decisión, pero deberás estar dispuesto a asumir las consecuencias financieras, pregúntate: ¿podré pagar la mensualidad?, ¿tengo seguro mi trabajo?, ¿qué otras necesidades tengo?, ¿estoy ahorrando para mi retiro?, ¿tengo seguro de gastos médicos?, ¿tengo un fondo para emergencias?, y si no compro el celular, ¿qué pasa?
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