TASAS DE INTERÉS ACTIVAS Y PASIVAS
En una economía de mercado casi todo tiene precio y el dinero no es la excepción. El precio que pagamos por recibir fondos en préstamo o el precio que nos paga alguien por usar nuestro dinero, se llama TASA DE INTERÉS y es un porcentaje, generalmente expresado en términos anuales, que se calcula sobre la cantidad prestada o invertida.
Es conveniente distinguir entre tasa de interés activa y tasa de interés pasiva. La TASA DE INTERÉS ACTIVA es el porcentaje que cobran las entidades financieras -como bancos, cajas populares, sociedades financieras de objeto múltiple, entre otras-, por los créditos que otorgan a personas o empresas.
La TASA DE INTERÉS PASIVA es el porcentaje que los bancos pagan a las personas o empresas que depositan su dinero en algunos de los instrumentos que generan rendimientos.
Hay una gran diferencia numérica entre las tasas pasivas y las activas. En lo que hace a las pasivas, difícilmente un banco pagará más de 4.45% anual (que es la tasa Cetes a 28 días al día 14 de septiembre de 2020) a los ahorradores por invertir ahí su dinero, mientras que por un crédito personal puede cobrar a los deudores tasas de interés activas que oscilan entre el 26% y el 108% anual (con información de CONDUSEF).
La diferencia entre ambas categorías de tasas es abismal, precisamente en esa circunstancia radica el negocio (además de las comisiones bancarias) de las instituciones financieras, mismas que con la finalidad de protegerse así mismas y a sus clientes ahorradores ante el riesgo de impago por parte de muchos de sus deudores, elevan sus tasas de interés activas para asegurarse flujos de dinero a través de los pagos de los deudores cumplidos, quienes hacen posible y lucrativo el negocio de la banca.
Lo anterior no es una invitación a los deudores a no pagarle a los bancos, sino más bien a educarse financieramente, informarse, controlar sus impulsos de compra y usar el crédito con RESPONSABILIDAD.
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